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Publicado en Protfolio Personal- 27-10-2017 La definición de inclusión financiera ha evolucionado a lo largo de los años y, muchas veces, es definida de manera distinta por diferentes países, organismos o actores. En 2010, el Grupo de los 20 lanzó el Global Partnership for Financial Inclusion (G20-GPFI) como plataforma para que todos los países del foro, los países interesados no pertenecientes al G20 y otros actores relevantes puedan llevar adelante la agenda internacional sobre inclusión financiera. El organismo define el concepto como: “…un estado en el que todos los adultos en edad de trabajar tengan acceso efectivo a los siguientes servicios financieros proporcionados por instituciones formales: crédito, ahorro, medios de pagos, seguros, e inversiones” De manera general, es un término amplio, polisémico y multidimensional que se encuentra en constante evolución, construcción y debate. En otras palabrfas, implica la creación, promoción y regulación de un ambiente financiero accesible, asequible y seguro para el conjunto de la sociedad teniendo como fin promover el bienestar económico y la inclusión social a través de la oferta de servicios y productos financieros diseñados para satisfacer las necesidades de distintos sectores de la población. La inclusión financiera como objetivo del regulador La inclusión financiera ingresa en el radar de los reguladores en la última década, aunque con más énfasis a partir de la crisis internacional del 2008. De manera general, las prácticas internacionales distinguen al menos cuatro objetivos para todo Banco Central, denominados colectivamente como ISIP por sus siglas en inglés. Estos objetivos son promover la integridad financiera (I), la estabilidad financiera (S), la inclusión financiera (I) y la protección financiera del consumidor (P). La estabilidad financiera se define como un estado en el cual se evita la acumulación de riesgo sistémico. El riesgo sistémico puede describirse mejor como el riesgo de que el suministro de los productos y servicios financieros necesarios por el sistema financiero se vea perjudicado hasta un punto en el que el crecimiento económico y el bienestar puedan verse afectados de manera importante. La integridad financiera, por otro lado, hace referencia a un estado en el que el sistema financiero está protegido contra las amenazas de abuso criminal mediante el blanqueo del producto del delito. Por ejemplo, lavado de dinero, financiamiento al terrorismo, narcotráfico, trata de personas, etc. Como puede intuirse, los objetivos deben ser complementarios, pero ciertos aspectos pueden (en algunos casos) entrar en conflicto. El desafío del regulador es encontrar un marco normativo que los tenga en equilibrio. En general, es probable que el impacto de la inclusión financiera sobre la estabilidad financiera difiera según los contextos y economías. El equilibrio entre estabilidad e inclusión estará sujeto a los tipos de inclusión financiera que se fomenten (ahorro, crédito, seguros, etc.); la normativa y el marco regulatorio específico de supervisión en cada economía; y la composición o tipos de proveedores de servicios financieros en cada país. Por su parte, la inclusión y la integridad financiera han sido erróneamente vistas como objetivos conflictivos, principalmente cuando la inclusión no se preocupó por fomentar la formalidad. No obstante, debe destacarse la complementariedad entre estos dos objetivos puesto que un sistema financiero inclusivo mejoraría el alcance y la eficacia de los controles de integridad financiera. Midiendo la Inclusión Financiera Hasta hace muy poco no existía información alguna a nivel global que fuera comparable sobre inclusión financiera. Recién a partir del año 2004, mediante la Financial Access Survey (FAS) del Fondo Monetario Internacional, se desarrolla una base de datos amplia sobre la inclusión financiera concentrando datos de la oferta (información brindada por instituciones y entidades reguladoras). Desde su lanzamiento, 189 economías han contribuido a la FAS, que ahora contiene más de 150 series sobre inclusión financiera para el período 2004-2015. Aún más relevante y reciente es la información concentrada en la demanda. No hubo datos comparables recogidos desde la perspectiva de los individuos hasta que el Banco Mundial lanzó su primera base de datos Global Findex en 2011. A partir de unas 150.000 entrevistas a adultos representativos a nivel nacional y seleccionados aleatoriamente, el Global Findex presenta datos de 143 países para dos años (2011 y 2014) y recopila información sobre 506 indicadores de por lo menos 1.000 personas mayores de 15 años dentro de cada país. Entre sus indicadores, el principal corresponde al acceso, pero también proporciona indicadores comparables que muestran cómo las personas de todo el mundo ahorran, toman préstamos, realizan pagos y gestionan riesgos. Más allá de su antigüedad, actualmente el Global Findex es el instrumento más exhaustivo de calibración del progreso en materia de inclusión financiera y la única fuente de datos que permite realizar análisis comparativos entre países a nivel internacional y regional. Argentina en números De acuerdo al Global Findex, al 2014 el 49,8% de los argentinos no tenía una cuenta bancaria (52% bancarizados). Dentro del 40% de la población de menores ingresos, el porcentaje sin cuenta bancaria asciende a 55,6%. En la Argentina habría entonces 13,29 millones de adultos que no poseen una cuenta bancaria. Más allá de que uno de cada dos argentinos no posea una cuenta bancaria, sin dudas es el uso el principal desafío en nuestro país. Análisis abalados por el Banco Mundial señalan que 8 de cada 10 empleados registrados que reciben haberes en Cuenta Bancaria retiran la totalidad de sus sueldos apenas lo tienen depositados. Un 44% tendría tarjeta de débito, pero sólo el 25,4% habría realizado algún pago con ellas. Menor aún es el número de los que abonaron alguna vez en el último año con tarjeta de crédito, un 23,9%. Si bien fuentes alternativas y locales más actuales presentan guarismos diametralmente distintos en cuanto al acceso, denotarían superiormente el problema del uso. Por ejemplo, según la base de datos de CUIL y CUIT asociados a los CBU, COELSA denota que los argentinos con tarjeta llegan al 80%. De igual modo, según el Régimen Informativo del BCRA, a fines del 2016 la cantidad total de tarjetas de débito en el país ascendía a 41 millones. Puesto que los datos del Banco Mundial corresponden a un relevamiento “desde la demanda” (encuestas a personas, no a instituciones), esta diferencia soporta la tesis de una amplia falta de uso y conocimiento sobre la titularidad de productos financieros. Reflexiones Finales La teoría nos dice que el acceso a servicios financieros en condiciones favorables promueve a suavizar los patrones de consumo, planear mejor los gastos, atender riesgos relacionados con la salud y realizar inversiones no sólo en emprendimientos productivos, sino también a largo plazo como en educación. No obstante, existen relativamente pocas investigaciones sobre el tema. Un motivo fundamental corresponde a las limitaciones en la disponibilidad de datos a nivel local y global mencionada anteriormente. Al margen de estas limitaciones, a través de la Secretary-General´s Special Advocate for Inclusive Finance for Development (UNSGSA, por sus siglas en inglés), la ONU sostiene que la inclusión financiera fomenta de manera directa cinco de los nuevos 17 objetivos de desarrollo sostenible, y otros seis de manera indirecta. Consecuentemente, podemos afirmar que existe consenso internacional en que la inclusión financiera es una condición necesaria (aunque no suficiente) para el desarrollo sostenible de las naciones. Como vimos, en nuestro país hay mucho margen para avanzar en inclusión financiera. Sin embargo, para que Argentina pueda transitar un sendero virtuoso de desarrollo como el descripto por la teoría, las distintas normativas y regulaciones deberán encontrar el equilibrio más óptimo entre los cuatro objetivos señalados. Esto es, fomentar la inclusión sin descuidar la integridad, estabilidad y protección al consumidor. Por último, de cara al futuro de la inclusión financiera en nuestro país, debe recordarse que en cuestiones del desarrollo económico rara vez funcionan las recetas importadas o las políticas del tipo “one-size-fits-all”. Es fundamental que nuestro país construya y transite su propio camino de inclusión financiera. Ignacio E. CarballoPublicado en diario PERFIL - 22-10-2017 ![]() Cuando se habla de realizar proyectos de impacto o promover la inclusión social, de una economía sostenible o responsable, e incluso al mencionar instrumentos prácticos como la tan afamada Responsabilidad Social Empresaria (RSE), gran parte del imaginario colectivo todavía sostiene que son esfuerzos utópicos impulsados por un sector limitado de la sociedad. Otras voces contemplan que iniciativas concretas como la mencionada RSE no son más que meros artilugios filantrópicos de los grandes grupos económicos, impulsado más por recompensas tributarias o posicionamiento de mercado que por la intención de generar algún tipo de cambio. Semanas atrás en el evento Sustainable Brands llevado a cabo en La Rural, una activista de Greenpeace subía al escenario interpelando al Director en Manejo Global del Agua de The Coca Cola Company con un cartel que decía: “Sprite, ¿cuándo vas a reforestar? La exposición del flamante director pretendía comenzar con la siguiente pregunta: ¿Cómo una marca puede ser sustentable? La cuestión de base en estos debates es más profunda y consiste en si es válido delegar en actores privados la responsabilidad de revertir las consecuencias negativas que ellos mismos generan o promueven. Con las finanzas tradicionales podríamos hacernos la misma pregunta. En un mundo donde priman las finanzas especulativas, donde tres de cada cuatro individuos en situación de pobreza (77%) no posee una cuenta bancaria ni acceso a servicios financieros conexos, donde los incluidos son principalmente de género masculino y se relega a la mujer, donde la banca tradicional premia con préstamos de capital a quienes poseen de antemano activos más abultados y financia proyectos muchas veces nocivos para el planeta, la discusión es totalmente válida ¿Puede la banca tradicional interrumpir y revertir los procesos que promueve? Recientemente visitó nuestro país uno de los principales referentes a nivel internacional de la denominada “Banca Ética”, Joan Antoni Melé. El actual miembro del Consejo Asesor de Triodos Bank puso sobre la mesa el mismo debate. El sistema bancario tradicional adolece de fundamentos que limitan su propia capacidad para revertir los procesos de exclusión y nocividad que genera. Es por eso que se debe desarrollar y crear una banca distinta, una banca basada en valores, una Banca Ética. Un aspecto novedoso de este enfoque es revertir la responsabilidad teórica detrás del fondeo bancario. Esto es, contemplar que todo individuo que deposita su dinero en una caja de ahorros no se encuentra únicamente resguardando su capital, está a su vez dándole un préstamo a la entidad financiera que luego se utilizará para fondear a terceros o especular. Los ahorristas deben, entonces, tener el derecho a ser informados sobre el modo y el fin para el cual se utilizan sus ahorros. Los principales componentes en una Banca Ética son dos. Por un lado, su total transparencia hacia los ahorristas y la comunidad. Por otro, la claridad en sus criterios éticos a la hora de invertir. Esto es, a la vez de informar a sus ahorristas sobre el uso dado a sus depósitos, se invierte sólo en proyectos y empresas rentables que generen un cambio positivo en el mundo. Estas iniciativas usualmente no pueden salir adelante porque la banca tradicional no las quiere financiar. A estos dos factores se suman otros como el estar fuera del negocio de consumo masivo y del especulativo (invertir sólo en economía real), tener una estructura que regule las brechas salariales internas e informar su estrategia de sustentabilidad financiera en caso de crisis. Es necesario aclarar que esta metodología no es filantropía ni tampoco RSE. De hecho, no es pedirle a la banca tradicional que deje de especular en los mercados financieros o que cambie su lógica de trabajo. Lo que se pretende es crear un nuevo sistema de entidades bancarias con nuevos actores que, aunque en primera instancia sean marginales, al menos brinden libertad a los ahorristas de elegir dónde desean resguardar sus activos. Países como Bélgica, Holanda, Inglaterra, Alemania y España cuentan con estos actores hace años demostrando que no se trata de batallas utópicas. En un mundo como el nuestro, donde 62 familias poseen activos equivalentes a la mitad más pobre del planeta, hablar de desigualdad no es novedad. Sin embargo muchas veces se discute poco en torno al rol de la banca en términos de concentración. En el mundo donde vivimos 147 grupos económicos controlan más del 40% del sistema corporativo global y un 75% de estos son Bancos. En términos de montos, sólo 28 gigantes financieros manejan activos por $1.8 trillones de dólares promedio por entidad, sumando un aproximado de 50 trillones. Para dimensionar la aterradora relevancia que implican estos guarismos, al 2016, el producto de los Estados Unidos fue de $18 trillones de dólares corrientes. El de Brasil, la séptima economía mundial, fue de $1.8 trillones y nuestro país produjo tan solo por $545 billones. Aquel correspondiente a todo lo producido en el planeta ascendió a $75.5 trillones de dólares. En pocas palabras, 28 gigantes financieros manejan activos equivalentes al 65% de la economía global, superando ampliamente en producto y poder económico a muchas naciones. Cambiar el modo en el que pensamos y ejecutamos las finanzas tradicionales es mucho más que dar una batalla utópica o romántica que debiera quedar indefectiblemente relegada a activistas. Observando los números, no se falta a la verdad al afirmar que cambiar las finanzas como las conocemos es, efectivamente, cambiar el mundo. Ignacio E. Carballo
Entrevista en Noticias Positivas (Radio Palermo FM 94.7) - 19-10-2017
Entrevista en programa "Noticias Positivas" sobre Inclusión Financiera en Argentina. Link aquí.
El economista, investigador y docente de la UBA, UCA y Austral Ignacio E. Carballo es un especialista en un concepto que, aunque reciente, empieza a cobrar una importancia acorde con los tiempos distintos que vivimos y con las #NuevasEconomías: la inclusión financiera.
¿Qué se entiende por inclusión financiera? Carballo visitó el estudio de Radio Palermo FM 94.7 y compartió con NOTICIAS POSITIVAS su experiencia en el tema: ![]()
AMB: -¿Cuánto tiempo hace que estás investigando el tema de la inclusión financiera?
-La inclusión financiera y las microfinanzas son algo que vengo trabajando y estudiando hace ya siete años aproximadamente, con una estancia en Madrid en donde realicé mis estudios de maestría en esos tópicos. Hace un año y medio que estoy en la Argentina, impulsando el tema con muchas ganas, no tanto por el hecho de ver materializada esta literatura (que vengo digiriendo y todavía tratando de entender, porque cambia todo muy rápido hoy en día y a veces hay que hacer un esfuerzo para seguirlo), sino principalmente porque veo que aquí en el país estamos metiéndonos de lleno en estos temas en los que durante muchos años estuvimos relegados. Hoy nos encontramos con un ecosistema público-privado que le pone nombre y apellido a la participación dentro del sistema financiero con este título de “inclusión financiera”. Parece muy bonito, y uno escucha y dice: “Bueno, la billetera virtual es una inclusión financiera, reducción de impuestos son inclusión financiera, Procrear Joven es inclusión financiera”. Parecería que todo es inclusión financiera, y en parte eso es cierto. Es cierto porque la inclusión financiera, como los grandes conceptos del desarrollo económico, son conceptos multifacéticos, polifacéticos, multifuncionales, que no son un fin en sí mismo sino que son un medio para un fin. Es un tópico tan apasionante y fundamental para el desarrollo económico, que hoy en día en el mundo no se discute su relevancia. -¿Qué es la inclusión financiera? ¿Cuándo alguien está incluido o no incluido en el sistema? -Es un sistema en el cual existe acceso (oferta a medida de los consumidores), uso, lo cual es fundamental y es también el talón de Aquiles del sistema argentino, y en el que también existe calidad. Finalmente, esas tres dimensiones deben generar bienestar en los consumidores, en la oferta, y al final del día en la economía en sí misma, para aportar así un sendero de crecimiento, con un montón de bondades como la reducción de los costos bancarios, la generación de empleo, la reducción de la informalidad, la mejora en la política monetaria de los bancos centrales y la reducción de la pobreza. -El emprendedor está hoy en un buen momento: hay un nuevo ecosistema, y muchos jóvenes que están pensando si les conviene incluirse y qué beneficios pueden llegar a obtener. ¿No es así? -Hoy hay mucho para elegir, la oferta está explotando en la Argentina, con nuevos jugadores y nuevos actores que ingresan de manera disruptiva al sector. Con respecto al emprendedor argentino, creo que hay dos grandes visiones. Uno es el emprendedor tipo “unicornio”, start up de nuevas tecnologías, para el que sí se ve de manera explícita un apoyo muy grande por parte de la política pública. El otro es el emprendedor que tal vez está en el NOA en agricultura, o los artesanos, por ejemplo. Uno encuentra una política pública más orientada a los primeros que a los segundos. Lo interesante, lo que está pasando en este fenómeno de inclusión financiera en la Argentina, es que en este boom de políticas públicas y generación de ofertas se están abriendo muchas ofertas paralelas al sistema financiero comercial como uno lo conoce (el sistema bancario). Ahí es donde ingresan en gran parte las fintechs, donde uno puede hablar de billeteras electrónicas y monedas virtuales, o plataformas de crowdfunding. En este sentido, no podemos dejar de mencionar a Mercado Libre, que entró a brindar créditos con fondos propios, por fuera de la regulación tradicional del Banco Central, que regula a una entidad que maneja fondos del público. Entonces, por un lado tenemos actores como estos grandes, grandísimos grupos disruptivos que en el mundo son Amazon, Apple, Paypal, y Mercado Libre en América Latina, que anunció la creación de una tarjeta de crédito propia para no bancarizados. Y por otro lado tenemos otro tipo de fintechs, y en un mes y medio nos encontramos con el lanzamiento de la billetera virtual PIM, o la de Rapipago o Voilá. Estas nuevas fintechs son interesantes porque brindan servicios financieros para gente que no está dentro del sistema financiero, que no está bancarizada. -Es una nueva inclusión también. -Sin duda. Cuando nosotros pensamos en los emprendedores, en los beneficios que tienen, y analizan esa ponderación costo/beneficio, el sistema financiero se divide en cuatro grandes macroproductos: ahorro, depósitos, seguros y transferencias. Y lo que encontramos hoy son actores que separan esos cuatro grandes servicios. Anteriormente, era el banco el que brindaba todos esos servicios, con costos de transacción altísimos que hacían que si vos eras un pequeño productor, el único plus que te brindaba el sistema financiero era poder enviarle dinero a un proveedor de manera virtual sin tener que manejar mucho efectivo, hacer grandes colas, y perder tiempo productivo en ello. Hoy en día no hace falta que ingreses al sistema financiero tradicional, sino simplemente que ingreses a alguno de estos nuevos canales disruptivos, para transferir dinero o ahorrar. Hoy, todavía los microseguros o los seguros digitales son algo muy incipiente aquí en el país, casi que no cuentan, pero seguramente ingresaran proximamente. Y también, solicitar financiamiento a través de plataformas como el crowdfunding, que será clave para ambos tipos de emprendedores. Los temas de inclusión financiera son lecciones desde el subdesarrollo, porque, por ejemplo, el caso de la primera billetera virtual se implementó en Kenya, y cuando ahí funcionó, pasó a ser emulado en distintos países. Lo que yo noto muchas veces, cuando se empieza a debatir el impuesto, la tasa de interés y demás, es que se siente que la persona o está incluida dentro del sistema financiero formal o no está incluida. Y eso es completamente falaz, porque existe un sistema financiero informal que brinda ahorros de manera solidaria, que brinda seguros, que brinda créditos, con unos costos de transacción y una escala mucho menor. Pero estas personas saben manejar el ahorro, el crédito. GM: -Como lo que en su momento descubrió Muhammad Yunus, ¿no es cierto? -Es una continuación. La historia de las microfinanzas es muy particular, porque tuvo unos vaivenes desde aquel año 2006 en que Yunus recibió el Nobel de la Paz. Hoy, con la inclusión financiera, toma otra dimensión, porque todo el aprendizaje de más de 40 años de microfinanzas tiene que ser escuchado: la inclusión financiera tiene un conjunto de bondades, pero una de ellas es reducir la pobreza. Y las microfinanzas, al final del día, son inclusión financiera con un único fin: la reducción de la pobreza. Para aportar a esa dimensión social, todo el aprendizaje de las microfinanzas es fundamental. Ignacio E. Carballo
Participación en el programa El Inversor - 07-10-2017
Participación en programa "El Inversor - Equipo Bulat" dedicado a la Inclusión Financiera. El link aquí.
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Ignacio Carballo y Ariel Setton son profesores, economistas y especialistas en inclusión financiera, Por ello estuvieron en el último programa de El Inversor, que se emite los sábados a las 14 por Canal Metro, para hablar y definir esta cuestión que parece crucial para el desarrollo de los países.
“La inclusión financiera es un concepto bastante soluble. Es el estadio financiera en el cual las personas tienen acceso, uso y capacidades para utilizar servicios y productos financieros a su medida. La práctica de esta teoría lo que agrega es que estas personas pueden salir de la pobreza e impulsar un crecimiento y desarrollo económico que sea beneficioso para ellos y para la macroeconomía”, aseguró Carballo. Para explicar el uso que puede tener, Setton indicó: “Desde el lado de las personas hay muchos beneficios a los que están dentro del sistema. La inclusión financiera busca agarrar a los ciudadanos que están afuera y darles los beneficios de estar dentro de un sistema económica”. Asimismo, habló sobre los beneficios que brinda a un gobierno: “Tener más visibilidad para hacer las políticas. Un gobierno que tiene un 35 por ciento de la economía en negro tiene un agujero sobre el cual no puede medir ni ver impacto ni establecer políticas”. Ambos economistas advirtieron que la inclusión financiera es la que habilita tener más herramientas para tomar medidas sustentadas en datos y que la Argentina está por debajo del promedio. “Hay un 51 por ciento de personas con cuenta bancaria. Pero la pata débil es el uso. Muchas investigaciones afirman que 8 de cada 10 personas retiran todo el dinero el día 5 de cada mes. Es decir, uno de cada dos argentinos no tiene cuenta y el uno que tiene realiza muchas falencias en términos de uso. Hay muy pocos personas dispuestas a dejar la plata en el banco”. Ignacio E. CarballoEntrevista REVISTA ECOMANÍA #37 - 01-10-2017 Entrevista para nota de tapa en la Revista Ecomanía Edición #37 dedicada exclusivamente a las Microfinanzas (p. 28-34) Ignacio E. Carballo |
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Octubre 2023
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