
Semanas después, las entidades bancarias le reclamaron al Banco Central (BCRA) más regulación sobre estas empresas del sector financiero basadas en tecnología. Aunque en los hechos el informe presentado por la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y desarrollado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) ponía el ojo más bien en el rol del gigante Mercado Libre dentro del sistema local, la Cámara Argentina de Fintech que nuclea a todas las empresas del sector emitió un comunicado público para responderle. Si bien señaló algunas limitaciones del estudio, informó estar a favor de la igualdad de condiciones, pero destacó el estado de desarrollo incipiente del sector.
A esta polémica inicialmente discursiva le siguieron hechos concretos. Por un lado, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) anunció que está próxima a publicar una resolución cuyo objetivo es implementar el impuesto al cheque en pagos electrónicos, más la retención de IVA y Ganancias. Por otro, y casi en simultáneo, se sumó el nuevo régimen de retención sobre Ingresos Brutos de la Agencia de Recaudación bonaerense (ARBA), que alcanzará a las plataformas digitales de pago.
¿Qué sucede entre el sistema financiero tradicional y las nuevas finanzas tecnológicas? ¿Por qué la Banca reclama a un sector incipiente que, a priori, vendría a promover la inclusión financiera de los agentes excluidos por el sistema tradicional? En concreto ¿es necesario regular o no a las nuevas empresas Fintech?
Hasta hace poco no había muchos ejemplos de regulación, había algunos casos de países desarrollados con esquemas de “Sandboxes” Regulatorios, pero no mucho más. México recién había ingresado en octubre del 2017 la primera Ley Fintech de la región, no aprobada hasta marzo 2018 y Reino Unido era (con un puñado de economías por detrás) el único país que había dado pasos firmes en su compromiso de promover y regular al sector para acompañar su desarrollo. No obstante, cada vez son más las economías que se suman a la tendencia de crear esquemas regulatorios con el fin de acelerar la innovación en un ámbito controlado.
Para principios de 2018, Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi), Reino Unido, Singapur, Holanda, Malasia, Australia, Canadá y Hong Kong tenían sus propios “Sandboxes” Regulatorios. Kenya, Indonesia, Taiwán o Tailandia, implementaron esquemas diversos. Durante el mes de julio 2018 la Alianza Del Pacífico (gobiernos de México, Chile, Colombia, y Perú) acordó "trabajar en forma coordinada para el análisis regulatorio" de las Fintech y este año Chile confirmó que enviará un proyecto de Ley para regular y supervisar las Fintech y las criptomonedas con la idea de tener una regulación flexible y proporcional. El tema también se coló en importantes organismos de la arquitectura financiera internacional como el G20, Naciones Unidas (a través de la UNSGSA), el World Economic Forum, el Bank of International Settlements, o mismo el Banco Mundial y el FMI (Agenda Bali 2019).
Como puede observarse, aunque este debate ha atravesado recientemente nuestro país, el mismo es un debate global que aún se encuentra abierto. En Argentina necesitamos darlo con datos, rigurosidad académica y escuchando a todos los actores. Es fundamental sustentar las posturas propuestas con fundamentos acordes a la coyuntura local y sus particularidades. La fragilidad de nuestra moneda, el tamaño de nuestro sistema financiero, el alto grado de informalidad de nuestra economía, la incertidumbre política en general, entre tantos otros ejemplos posibles, aplican desafíos propios a la hora de pensar el desarrollo de un sector novedoso pero que sin duda puede aportar al desarrollo inclusivo. El debate continúa pendiente.