
Horas más tarde cuando la noticia ya tomaba un vuelo inaudito, otra institución bancaria regulada habilitaría el mismo sistema. Brubank, uno de los principales bancos digitales (sin sucursales) de nuestro país hacía pública la misma funcionalidad. De igual modo, se dio a conocer cómo otras instituciones del país ya estaban operando una prueba piloto en “Friends & Family”, o se encontraban próximos a hacerlo ¿acaso todo el sistema financiero local abriría las puertas a transformar pesos en criptomonedas? ¿estaban estas instituciones comprando criptoactivos para tener liquidez a los fines de responder a su demanda?
Sobre la segunda pregunta, la respuesta es no. Sucede que el modelo implementando radicaba en la compra, venta y custodia mediante una firma externa. Esta firma fundada por argentinos ofrece un servicio conocido como “Crypto as a Service”. Esto es, brindar toda la infraestructura para conectar a sus clientes (e.g. Banco Galicia) al mundo cripto pero estando ellos como intermediarios. En otras palabras, quien compra y vende las criptomonedas, así como quien las resguarda, es una empresa externa que le ofrece el servicio llave en mano a la institución que desee brindarlo a sus clientes. En los hechos, esta compañía funciona como cualquier exchange de criptomonedas salvo que su negocio es B2B y no B2C (sus clientes directos son las instituciones, no los consumidores).
Sobre la primera pregunta (si todo el sistema financiero abriría las puertas al mundo cripto), la respuesta “no lo sabemos”. Es posible que habilitado el modelo “Crypto as a Service” en Argentina el acceso a criptomonedas se masificara, sin embargo, la duda solo prevaleció por 72hs. Tres días fue lo que demoró el Banco Central de la República Argentina en comunicar que las entidades financieras “…no podrán realizar ni facilitar a sus clientes la realización de operaciones con criptoactivos”. Comunicado emitido el jueves tras su reunión semanal de directorio, y que luego se materializó en la Comunicación "A" 7506.
De esta manera nuestro país se quedaba afuera (al menos por ahora) de vincular a los ahorristas con las criptomonedas a través de las instituciones más antiguas, reguladas y seguras de nuestro sistema financiero: los bancos.
¿Por qué el Banco Central actuó de este modo? Bueno, no hay una declaración clara de sus motivos. Y aunque hay distintas hipótesis, la más escuchada fue el temor a que el acceso a criptomonedas recalentara el mercado cambiario
Parece difícil pensar que una institución como el Banco Galicia pudiera desarrollar, testear, implementar y lanzar públicamente una iniciativa de este calibre sin haber consultado y/o validado previamente con el BCRA. Este punto no es menor, pues el modelo que se anunció era uno de tipo cerrado. Esto quiere decir, que los usuarios sólo podían comprar y vender criptomonedas contra su propia cuenta bancaria, no podían transferir criptomonedas a otros usuarios ni sacarlas a otra billetera.
Este modelo cerrado es, nada más ni nada menos, el que ya implementan instituciones como el BBVA en Suiza, PayPal en Estados Unidos, Robinhood en Inglaterra, Mercado Pago en Brasil, entre otros tantos ejemplos. Es un modelo sin riesgo implícito pues, en los hechos, el cliente no tiene libertad sobre sus criptomonedas más allá de poder transformarlas en pesos en la misma cuenta bancaria en caso de que suban de valor o simplemente así lo desee.
A medida que la tecnología avanza, los matices en el mundo cripto también lo hacen, permitiendo modelos innovadores que minimizan los riesgos a la par de facilitar más y mejores opciones a las cambiantes demandas de los consumidores financieros. Lo que sucedió la semana del 2 de mayo con el Banco Galicia mostró el ímpetu del sector privado en aggiornarse a las últimas tendencias globales a los fines de satisfacer las necesidades de sus clientes. Y vale destacar, no fue cualquier sector financiero, sino el bancario más tradicional, aquel comúnmente castigado bajo la máxima de “no innovar” de cara al cliente.
Sin embargo, el Banco Central tomó la decisión de cortarlo de raíz y sin derecho a réplica. No se aplicaron límites de compra, “cepos”, parkings u otros instrumentos que buscan minimizar riesgos cambiarios sin privar libertades de acceso. Directamente se prohibió la operatoria en uno de los sectores más dinámicos de los últimos años. Mientras tanto, vemos economías como Colombia implementando un Sandbox regulatorio que vincula a sus Bancos en entornos controlados a exchanges de criptomonedas, a Brasil permitiendo a sus Bancos operar con ETF´s con Criptoactivos, a El Salvador volviendo moneda de curso legal al Bitcoin, a Bahamas lanzando el “Sand Dollar” como CBDC de su Banco Central, a México y a Chile con legislación específica, entre otros ejemplos. En el mundo, economías como Gibraltar, Japón, Reino Unido, Nueva York en USA, y tantas otras, ya están emitiendo licencias cripto.
En resumen, hace rato vemos cómo el mundo parece aceptar que la revolución cripto llegó para quedarse, desafiando a los reguladores a encontrar la manera de minimizar riesgos, pero también maximizar beneficios. Esto es, poniendo reglas claras que promuevan la innovación en su sector financiero, la llegada de capitales, la generación de nuevas empresas y la demanda de más empleo calificado. Prohibir, por el contrario, es eliminar riesgos de raíz, pero también todos los beneficios potenciales. En una Argentina cuya mayor urgencia es generar o atraer divisa extranjera a la par de crear más y mejor empleo, la industria subyacente a las criptomonedas se presentan como una enorme oportunidad a contemplar. Todavía estamos a tiempo